Dinamarca - Primera Parte


Que hermoso país llamado Dinamarca, el país vikingo. Dinamarca forma parte de Escandinavia o países nórdicos, y al hablar de el, normalmente se refiere a Jutlandia, Selandia, Fionia y las islas repartidas por las aguas danesas, ya que Dinamarca cuenta con 406 islas y 7.314 km de costas, un país casi enteramente rodeado por el mar. Su capital y ciudad más poblada es Copenhague que se encuentra en la isla de Selandia. Las Islas Feroe, situadas en el Atlántico del Norte, y Groenlandia, que forma parte del continente americano, también pertenecen a Dinamarca, aunque son regiones autónomas. 

Las Islas Feroe están constituidas por 18 islas, separadas por fiordos y estrechos, situadas en el Atlántico Norte, a medio camino entre Noruega, Islandia y Escocia. La capital es Tórshavn y ocupan una superficie de 1.399 kilómetros cuadrados. Por su parte, Groenlandia es la isla más grande del mundo, con una superficie total de 2,2 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales solo 410.000 están desprovistos de hielo. El cabo Morris Jesup, en la parte más septentrional de la isla, está situado a tan solo 740 kilómetros del Polo Norte.


Dinamarca está impregnada de una historia rica y diversa, tesoros vikingos, antiguas piedras rúnicas y los túmulos funerarios con un impresionante legado del largo y majestuoso pasado. Una nación de cuentos de hadas y de reyes, con la familia real mas antigua del mundo.

En Dinamarca se unen las maravillas arquitectónicas y las maravillas naturales. El Puente de Oresund, conecta las dos áreas metropolitanas de la Región de Oresund: la capital danesa Copenhague y la ciudad sueca de Malmo. Cuenta con dos líneas de tren y seis pistas de carretera, siendo el puente combinado tren-carretera más largo de Europa.

Se construyó en forma de túnel – isla – puente, ya que todo el tramo de 16 kilómetros de túnel resultaría demasiado caro, y no se construyó en su totalidad como puente ya que se tenía que asegurar la aeronavegabilidad de la zona, pues el aeropuerto de Kastrup, Aeropuerto Internacional de Copenhague, está situado junto a la entrada actual del tunel. 

El puente de Oresund ha cambiado el mapa de Europa, ya que los 16 kilómetros que separaban Dinamarca de Suecia, dividían además en dos a la Unión Europea, estando Suecia y Finlandia incomunicadas por tren y carretera con el resto de la UE. Desde este punto de vista, su impacto en la conexión de ambos países es muy superior al logrado por el Eurotúnel entre Francia e Inglaterra. Se trata de una maravilla arquitectónica que da cuenta de las razones por las cuales este país siempre se encuentra en los indices de mayor calidad de vida en el mundo entero.


El Puente del Gran Belt  conecta las islas danesas Selandia y Fionia, forma parte de toda una estructura de unión entre dichas islas, cruzando todo el estrecho del Gran Belt, con alrededor de 16 km entre ambos extremos del puente, y pasando por una pequeña isla denominada Sprogo.




Es la segunda isla más grande de Dinamarca. Fionia se conoce como el “Jardín de Dinamarca” por su naturaleza bien cuidada. El Castillo de Egeskov, ubicado en la isla de Fionia, es una de las obras maestras de la arquitectura danesa del Renacimiento. En sus jardines se conserva uno de los laberintos más complejos y sofisticados de todo el continente.


Por otra parte, la isla de Laeso en Dinamarca es uno de esos lugares que bate récords. Para empezar, es la más joven del archipiélago danés (sólo 3.000 años de edad), la menos poblada y la más respetuosa con el medio ambiente: el ruido y la contaminación son palabras desconocidas para sus habitantes, que se desplazan preferentemente a pie, en bicicleta y viven casi exclusivamente de su producto más famoso: la sal. 

Ubicada en la mitad del Kattegat, el canal que separa la península de Jutlandia de Suecia, esta pequeña isla salvaje y virgen está rodeada de aguas cálidas, debido a los caprichos de las corrientes que van del Báltico al Mar del Norte. Gracias a esta peculiaridad los habitantes de Laeso viven de la extracción de la sal igual que en la época medieval.


En Skagen, ciudad pesquera danesa salpicada de casas amarillas, es popular por ofrecer una visión espectacular a los turistas: el encuentro del Kattegat y el Skagerrak, dos partes del mar del Norte. Concretamente, el lugar para verlo es Grenen, el punto más extremo. Este choque de oleajes es posible porque las aguas, al tener distintas densidades, no se mezclan. Si no fuese por este pequeño detalle, el Báltico sería un lago gigantesco de agua dulce.


La isla de Samsø, en Kattegat, es verde y fértil, y muy conocida por su producción de frutas y verduras. Tiene un ambiente local muy agradable, y a menudo se pueden comprar productos en puestos callejeros. En los últimos años, también ha ganado reputación como comunidad sostenible, gracias al uso generalizado de energías renovables. 


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